09 Jun 2023  |  Diego Muñoz

Banderas indígenas: Recubrir, aglutinar, disolver

En marzo de 2023, en Santiago de Chile, como equipo de IndiGen (Ruben Darío Chambi, Diego Muñoz y Philipp Schorch) nos reunimos con colegas de Chile (Luis Campos, Enrique Antileo, Cristian Moreno Pakarati y Carlos Edmunds Paoa) y de Bolivia (Minerva Coronel Mamani) para reflexionar sobre las banderas indígenas, sus historicidades y su relación con los Estados latinoamericanos (Seminario Banderas indígenas y estados nacionales. Perspectivas comparativas desde el sur). Entre las banderas estudiadas estuvieron: la Wiphala, una bandera andina, que puede ser rastreada -al menos en lo que su forma refiere- desde tiempos precoloniales; la bandera Mapuche, presente hoy en diferentes formas (Wenüfolle y Wuñelfe); la Rapanui (te Reva Reimiro), descrita como preexistente a la llegada de la bandera chilena sobre la isla; y la bandera Changa (Wiphala Changa), que irrumpe recientemente como resultado del reconocimiento legal a este pueblo por el Estado chileno.

Todas estas banderas emergen hoy como crítica a un modelo político basado en el Estado nación que se auto percibe como la emanación del pueblo políticamente organizado y homogéneo. Las banderas oficiales de estos Estados pretenden concentrar en un solo símbolo material las lealtades y pasiones de la ‘comunidad imaginada’, como Benedict Anderson (1991)[1] definió a las naciones. En este contexto, las élites económicas y políticas del sur han recibido mal  la emergencia de las banderas indígenas que -bajo la misma función aglutinante, pero bajo otras agendas- cuestionan esa anhelada comunidad imaginada.

La Wenüfoye, una de las banderas del pueblo Mapuche, fue protagonista durante la revuelta chilena de octubre de 2019. Aquí, en una fotografía emblemática, se le ve alzada a lo alto del monumento del general Baquedano en Santiago de Chile y por sobre la bandera nacional. Imagen: © Susana Hidalgo, 2019.El seminario de marzo permitió comprender que las banderas indígenas recubren otras identidades, otras historias y otras relaciones al pasado y al futuro, actuando a través de facultades aglutinantes y disolventes.  Utilizo aquí los verbos ‘recubrir’, ‘aglutinar’ y ‘disolver’, no por retórica, sino porque me parecen palabras adecuadas para entender la doble dimensión de las banderas en general y de las banderas indígenas en particular, en sus modos de actuar en el seno de sociedades cada vez más plurales. Esta doble dimensión hace referencia a su intrínseca realidad material y su potencial simbólico.

‘Recubrir’ es cubrir algo nuevamente, es decir, ‘ocultar y tapar algo con otra cosa’; ‘depositar o extender algo sobre la superficie de otra cosa’, ‘ocultar o disimular algo con arte, de modo que aparente ser otra cosa.’[2] En este sentido, la materialidad de las banderas permite verlas flamear en ceremonias, lugares y situaciones emblemáticas. En un sentido simbólico, también actúan ‘recubriendo’ identidades colectivas. Desde esta acción se desprende la segunda función, que defino como aglutinante. En su primera acepción aglutinar es ‘unir o pegar una cosa con otra de modo que resulte un cuerpo compacto.’[3] Las banderas en general y las indígenas en particular, pretenden, en sus narrativas y símbolos, crear un sentimiento de pertenencia a una entidad social compacta (la comunidad imaginada y la no imaginada). Sus símbolos, generalmente estampados sobre los colores que dan forma a la bandera, informan sobre elementos emblemáticos del grupo que se imagina uno solo. La tercera función es todo lo contrario: las banderas indígenas poseen -también- un poder ‘disolvente’. Disolver ‘es separar las partículas o moléculas de un sólido, un líquido o un gas en un líquido de forma que queden incorporadas a él, deshacer algo poniendo fin a la unión de sus componentes. Destruir o aniquilar algo.’[4] La doble dimensión de las banderas en general e indígenas en particular, pueden disolver, pero también crear fronteras, al mismo tiempo que pueden ser atacadas e incluso destruidas, porque tienen ese poder disolvente de las narrativas oficiales. De ahí que su emergencia en el seno de los estados nacionales sea perturbadora.

Cada bandera indígena tiene su propia sintaxis, al tiempo que movilizan dimensiones propias de sus historias. Algunas se anclan en un tiempo largo, otras en un tiempo corto, pero todas portan una importante orientación política hacia el futuro. Esto último muestra también que las banderas indígenas son actores en sí mismas, ya que solo basta con izarlas en un lugar para que comiencen a actuar.

____

[1] Anderson, Benedict. 1991. Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. London: Verso.

[2] Real Academia Española, Diccionario de la lengua española: "recubrir"

[3] Real Academia Española, Diccionario de la lengua española: "aglutinar"

[4] Real Academia Española, Diccionario de la lengua española: "disolver"